El fervor religioso católico se vive en esta hermosa provincia, donde cada día es representado por una imagen que sale en procesión.
En su máxima expresión la Semana Santa se vive en la provincia cajamarquina de Contumazá, donde hay siete imágenes, una para cada día, que salen en procesión tras las actividades preparadas por sus propias hermandades.
Por ejemplo, el lunes sale el Señor del Huerto en representación a la oración que realizó Jesús en el Huerto de Los Olivos, luego el martes le toca el turno al Señor de la Humildad y Paciencia, que lleva puesto una corona de espinas y atado a su cuerpo una caña.
El miércoles la imagen del Nazareno recorre las calles de Contumazá cargando su cruz rumbo al calvario. Existe una tesis que señala que esta sagrada imagen fue esculpida en la Escuela de Alto Perú y data del siglo XVII.
En ese día el Nazareno sale por una calle, mientras que por otras lo hacen la imagen de la Virgen María, seguida de San Juan. La segunda es cargada por mujeres del pueblo, el último por los niños, mientras los esclavos descalzos cargan al Nazareno.
El emotivo encuentro de la virgen con su hijo es el acontecimiento más importante, ya que de allí parten juntos a la iglesia.
El Jueves Santo, la imagen del Señor de la Expiración es cargado en el anda más pesada y a los esclavos se les coloca una soga de cerda de caballo, desde la cintura hasta el pecho, para resistir el peso. En este día al igual que el viernes se usan matracas en lugar de las campanas de las iglesias.
En el Viernes Santo se celebra las Siete Palabras, el desclavamiento de Cristo de la Cruz, seguido de la procesión del Señor del Santo Sepulcro.
En medio de esta celebración no faltan los platos típicos como la sopa teológica, preparada a base de pan con pollo deshilachado, enriquecida con huevo y como postre se come el quesillo con miel de caña que deleita a más de un exigente paladar.
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